Mientras usted se encuentra acostada en la camilla de exploración, un sonografista cubrirá su abdomen con un gel resbaladizo y, posiblemente, frío. A continuación, él deslizará sobre su abdomen un transductor, un dispositivo con forma de micrófono operado manualmente. Usted puede observar las imágenes resultantes en una pantalla de computadora cercana.
El transductor emite ondas sonoras inaudibles, que se abren en abanico a medida que viajan a través de su abdomen. Cuando las ondas sonoras golpean estructuras densas como el feto y la pared del útero, rebotan al transductor y son convertidas en una imagen visual por la computadora.
No se cree muchas expectativas en torno a esta primera y fugaz visión de su bebé. La imagen blanco y negro que usted observa en la pantalla de la computadora aparece granulosa, llena de sombras y es posible que luzca más como un tipo de prueba que como un futuro bebé. Su sonografista le describirá lo que usted observa al señalar el corazón, los miembros y la cabeza del feto en desarrollo.